Maestro, Gurú y Mejor Amigo: Tu Yo Superior

Nuestra experiencia humana es un tejido siempre cambiante de percepciones, sensaciones físicas, pensamientos e imágenes internas. Cada hebra de experiencia sensorial/cognitiva aporta al tapiz único de nuestras vidas.

Sin embargo, hay otro aspecto de nuestra experiencia que a menudo es pasado por alto. Se deja pasar porque no es una “cosa”, no es un objeto ni un evento. Está más cerca que lo cercano, oculto a simple vista. Nos referimos a él como el Yo superior.

Para entender el valor del Yo superior, será útil un breve desvío hacia la alquimia y la espiritualidad oriental.

LA GEMA DE LOS DESEOS

En las tradiciones de la alquimia occidental, la famosa piedra filosofal es una substancia que los practicantes creen que puede convertir metales básicos en oro. Puede transformar algo que no es tan valioso (hierro, plomo o cobre) en algo que es sumamente valioso (oro). La piedra filosofal también puede ser usada para curar enfermedades, crear el elixir de la inmortalidad y como apoyo para la realización espiritual.

En las tradiciones espiritualistas orientales como el budismo y el hinduismo, la gema de los deseos (también conocida como piedra Chintamani) se utiliza para realizar labores extraordinarias como cambiar desgracias, alcanzar la prosperidad y despertar la sabiduría de un Buda.

Lo queramos o no, creemos en los milagros asociados con la piedra filosofal y la gema de los deseos; ambas pueden representar un papel importante en nuestra sanación y transformación. ¿Cómo?

Esencialmente, podemos entender la piedra filosofal y la gema de los deseos como metáforas de nuestro Yo superior, de la sabiduría y el poder que reside en el núcleo de nuestro interior. Sintonizar con la sabiduría de nuestro Yo superior nos permite convertir el sufrimiento psicológico en entendimiento, perdón y amor. De entre todas las formas de la alquimia, esta es la más valiosa y sobre todo milagrosa.

¡Nuestro Yo superior es la verdadera gema de los deseos!

Entonces, ¿qué es exactamente este Yo superior que se supone es nuestra posesión más apreciada?

¿QUÉ ES EL YO SUPERIOR?

Nuestro Yo superior es lo más esencial y auténtico de nuestro ser. Es nuestro núcleo espiritual. Es un aspecto de nuestro ser que no posee limitaciones del cuerpo y la mente humana. Es infinito, eterno e indestructible.

El Yo superior es llamado de diferentes maneras por varias tradiciones espirituales. Estos otros nombres dados al Yo superior incluyen: alma, Dios, Tao, Gran Espíritu, Atman, Brahman, naturaleza búdica, presencia, Sagrado Corazón, ser, conciencia pura.

El Yo superior es el confidente más fiable y digno de confianza, infundido con sabiduría, compasión y claridad.

El Yo superior es completa y sagradamente impersonal, como un juez sabio y compasivo que puede ver las cosas a gran escala y sabe cuál es la mejor forma de proceder.

El Yo superior es lo que aparece cuando vemos dentro de la ilusión de un yo divido, un “yo” limitado que se supone tiene una existencia permanente, autónoma e independiente.

Cuando nos identificamos con nuestro ser dividido ficticio, sufrimos. Cuando descubrimos nuestra verdadera identidad como el Yo superior, disfrutamos la paz y felicidad interior.

UNA VIDA GUIADA POR EL YO SUPERIOR

Entonces, ¿cómo vivimos una vida guiada por el Yo superior? El primer paso es explorar maneras de sintonizar con nuestro Yo superior.

Tu Yo superior está perpetuamente enviando una invitación, solo tienes que aceptarla. Sentándote a meditar en silencio, pasando tiempo en el mundo natural o respetando tu intuición son solo algunas de las formas para expresar tu interés en conocer a tu Yo superior.

Mientras respetemos y exploremos nuestro Yo superior, nuestras actividades diarias se alinean por completo con la sabiduría de esta esencia espiritual. Las actividades a menudo repetitivas de la maternidad se convierten en expresiones de inteligencia, humor, verdad, amor y belleza. Nuestras acciones son fácilmente suscitadas con comodidad y soltura. Hay una sensación de profunda satisfacción, plenitud y bienestar que nos acompaña durante el día, incluso frente a los desafíos inevitables de la vida.

Llegamos a entender que es sabio ser un cuidador inteligente de nuestra mente y cuerpo mientras nos mantenemos fieles a nuestra verdadera identidad como el Yo superior. Esta es la esencia de vivir una vida guiada por el Yo Superior.

UN UNO QUE VIVE EN TODOS

Eventualmente nos damos cuenta, directa e íntimamente, que solo hay un Espíritu, solo un Yo superior que le da vida a todas las formas. Podemos decir con certeza: el Espíritu que fluye por mis ojos no está separado del Espíritu que fluye por los ojos de mis hijos, mi pareja, mis amigos o el extraño al que le paso por un lado en la calle. A partir de esta realización, la compasión fluye de forma natural.

Hay un Uno que vive en todos

un poder de amor absoluto

glorioso, inimaginable

real y sólido

de las raíces al cielo

y luego

más allá.

Este Yo superior, infinito, eterno, transpersonal, es nadie más que la conciencia que lee estas palabras, ¡ahora mismo!