Repensar las Epidurales: Un Análisis de los Riesgos y Por Qué Yo Diría No
NOVIEMBRE 2024
Al prepararse para el parto, muchas mujeres consideran la epidural como una parte clave de su plan de nacimiento para manejar el dolor. Si bien es cierto que la epidural puede reducir significativamente el dolor durante el trabajo de parto, no está exenta de riesgos y posibles complicaciones, especialmente para tu bebé. A medida que evalúas tus opciones, es esencial comprender completamente los impactos de elegir este procedimiento común pero invasivo.
Las epidurales pueden ralentizar el trabajo de parto, especialmente durante la segunda etapa, cuando necesitas empujar. Esta ralentización puede llevar a intervenciones adicionales, como el uso de extractores de vacío o fórceps, y aumenta la probabilidad de requerir una cesárea. Cada una de estas intervenciones conlleva sus propios riesgos y puede complicar la recuperación tanto para la madre como para el bebé.
Además, las epidurales pueden causar una caída repentina de tu presión arterial, lo que puede reducir el flujo sanguíneo hacia tu bebé, provocando angustia, indicada por una disminución en la frecuencia cardíaca fetal. Esto puede ser alarmante y puede requerir intervenciones de emergencia, añadiendo estrés y riesgo para ambos. Otro efecto secundario menos conocido de las epidurales es la fiebre materna. Esta fiebre, no causada por una infección, sino directamente relacionada con la epidural, puede generar preocupaciones sobre el bienestar neonatal y, a menudo, resulta en intervenciones adicionales para el bebé después del parto, como exámenes de sepsis y tratamiento con antibióticos, incluso cuando no hay infección presente.
Los medicamentos utilizados en las epidurales son potentes y pueden llegar al bebé. Cualquier exposición podría afectar la alerta de tu bebé al nacer, impactando comportamientos tempranos importantes para la conexión y la lactancia, como el agarre al pecho, que es crucial para establecer una buena relación de lactancia.
Las investigaciones sugieren que los bebés expuestos a las epidurales pueden tener dificultades para lograr un buen agarre inmediatamente después del nacimiento, lo que puede complicar el inicio de la lactancia, vital no solo para la nutrición sino también para el vínculo emocional entre la madre y el bebé. Además, algunos estudios sugieren que podría haber efectos neurológicos a largo plazo en el niño debido a la exposición a los anestésicos, aunque las implicaciones completas de estos hallazgos aún no están claras.
Otro punto crítico a considerar es que recibir una epidural generalmente significa que estarás confinada a la cama, a menudo conectada a monitores y máquinas. Esta restricción puede hacerte sentir impotente y limitar tu capacidad de moverte libremente durante el trabajo de parto, lo cual es clave para ayudar a tu bebé a descender y navegar por el canal de parto. El movimiento durante el trabajo de parto no solo es una parte natural del proceso, sino que también ayuda activamente en el descenso de tu bebé. Además, el parto es la forma en que la naturaleza te inicia en la maternidad, preparándote para los profundos cambios y desafíos que te esperan. Está destinado a equiparte en todos los sentidos. El parto es la vida misma fluyendo a través de ti, y una epidural puede suprimir esta magnífica fuerza, disminuyendo potencialmente la profunda transformación que viene con el hecho de participar activamente en el proceso de nacimiento.
Dado estos riesgos potenciales, junto con la posibilidad de experimentar un parto menos personal y más medicalizado, me inclino a evitar el uso de epidurales. El parto es intenso, pero también increíblemente natural y es algo para lo cual los cuerpos de las mujeres están diseñados. Existen muchas técnicas naturales de manejo del dolor que pueden ser muy efectivas, como la hidroterapia, los masajes, la acupuntura, el apoyo de una doula o partera experimentada, y la hipnosis con un hipnoterapeuta calificado.
Además, optar por no recibir una epidural no se trata de soportar el dolor por el simple hecho de hacerlo, sino de evitar riesgos e intervenciones innecesarias, mientras abrazas un enfoque más natural para el parto, uno que podría dejarte sintiéndote fortalecida. También se trata de tomar una decisión informada que se alinee con tus valores, comprendiendo los riesgos involucrados y preparándote mental y físicamente para la experiencia.
Si estás considerando este camino, te animo a que hables extensamente con tu proveedor de salud, consideres estrategias alternativas de manejo del dolor y te empoderes con conocimiento y apoyo para ayudarte en tu experiencia de parto. Pero te aseguro, tener a tu bebé sin medicamentos y poder vincularte de inmediato después del nacimiento es una de las experiencias más hermosas y transformadoras de la vida. Personalmente, no cambiaría esto por ninguna cantidad de anestesia médica. Las sensaciones intensas terminarán tan pronto como tu bebé esté en tus brazos, te lo prometo.
Por último, es vital recordar que el parto es un trabajo en equipo entre la madre y el bebé. Una epidural puede disociarte del proceso de parto, dejando que tu bebé haga todo el trabajo solo mientras tú puedes relajarte y ver la televisión. En mi humilde opinión, el parto no fue diseñado para que una mujer vea la televisión, sino para que esté profundamente conectada con su cuerpo y su bebé durante el proceso. Es el día más importante en la vida de tu bebé, y mantenerte presente realmente hace la diferencia.
ROSEMARY MERAN
Soy una hipnoterapeuta interpersonal que facilita sesiones de Conexiones del alma para ayudarte a conectar con la Divinidad inherente, la esencia del alma de tu bebé y la sabiduría de tu ser superior. A través de una combinación de modalidades cuidadosamente concebidas (incluyendo terapia de hipnosis interpersonal y transpersonal más terapia de integración de alma), las sesiones de Conexiones del Alma te ofrecen la oportunidad de sincronizarte con tu sabiduría superior, la cual se convertirá en tu guía definitiva (¡y tu mejor amiga!) en el viaje a convertirte en una madre más atenta desde adentro, presente y espiritualmente despierta.
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